LA HORMIGA CHISPITA
LA
HORMIGA CHISPITA
Cuento para Luisita Paea. Con amor, Papá Mati.
Villa Elisa, Entre Ríos, Argentina
28 de mayo de 2022
“En
muchos lo único que queda es la chispa, pues los Grandes Rayos están velados. Aun
así, Dios ha mantenido viva la chispa de manera que los Rayos nunca puedan
olvidarse completamente. Sólo con que veas la pequeña chispa podrás conocer la
luz mayor, pues los Rayos están ahí aunque sin ser vistos. Al percibir la
chispa sanas, más al conocer la luz creas. En el proceso de retornar, no
obstante, la pequeña chispa debe reconocerse primero, pues la separación fue el
descenso desde la grandeza a la pequeñez. La chispa, no obstante, sigue siendo
tan pura como la luz mayor porque es lo que queda de la llamada de la creación.
Deposita toda tu fe en ella y Dios Mismo te contestará”.
Un Curso de Milagros
El siguiente cuento
se lo conté a mi hija Luisa Delfina Paea, amante de las historias y las fábulas,
mientras estábamos sentados en el auto, frente la Plaza San Martín de
Gualeguaychú, el 28 de marzo de 2022. Chispita era el apodo con el que me llamaba
mi abuelo Celso cuando era niño.
En el medio de la
oscuridad y el vacío, había un Sol que brillaba, y de la luz que emanaba se
desprendió una chispa y está chispa, mientras flotaba en el vacío, tuvo
conciencia de sí misma y se preguntó – “¿Qué hago aquí?”
Así fue como la hormiga
Chispita durmió y al despertar habitaba un pequeño huevito de hormiga. Se
sentía muy extraña y encerrada. Tuvo miedo, pero recordó lo que le dijo La Voz.
Siempre estaría protegida.
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2: Chispita dentro del huevito
Chispita comenzó a
hacer fuerza, y de repente vio la luz. Continuó haciendo fuerza y el huevo se
rompió en dos mitades y así salió del huevo que la contenía.
Era una pequeña larva y
se arrastró hasta el alimento qué se encontraba a su lado.
Comenzó a alimentarse y crecer, día a día hasta que un día, su piel tan
suave comenzó a endurecer. No entendía que le estaba pasando, cada vez le
costaba más arrastrarse hasta que llegó un momento en el que ya no pudo moverse
y se quedó allí estancada entre el huevito y el alimento. Su piel se endureció
tanto que ella creyó haberse transformado en una estatua de piedra. Escuchó que
una de sus hermanas hormigas pasó a su lado y comentó – “Chispita ya se hizo
pupa”. Aunque no comprendió esto, la calma con que hablaban sus hermanas le
transmitió tranquilidad.
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3: Chispita convertida en pupa junto con sus hermanas
Chispita sentía como su
piel, que se había convertido en una coraza se achicaba, se sentía cada vez más
oprimida allí dentro. Recordaba cómo era moverse libremente y se puso triste.
En realidad, era ella quien crecía dentro de una piel que ya no era suya, esa
piel ya no le correspondía porque no crecía con ella, la estaba limitando,
bloqueando. Era muy pequeña para ella… debía evolucionar, quería volver a ver
la luz.
Un día resistió más. Había
crecido lo suficiente. Se sentía muy presionada, pero a la vez con fuerzas
renovadas. Así como lo hizo una vez al salir del huevo, nuevamente junto fuerza
y presionó hasta que escuchó como la piel dura se desgarraba y le permitía ver
la luz nuevamente. Caminó hasta un
pequeño charquito de agua, tenía mucha sed, y al agacharse para beber, vio su
reflejo y no lo podía entender, había crecido, había evolucionado y ahora era
libre nuevamente para moverse. El proceso fue duro, pero dio buenos frutos.
Le habían crecido
patitas, manito y antenas. Ya no era blanca, ahora era una verdadera hormiga
colorada. Comenzó entonces a caminar y a jugar por todo el hormiguero viendo como
cada una de sus hermanas mayores hacía su trabajo. Unas limpiaban, otras traían
comida, otras custodiaban la entrada y mantenían el orden y la seguridad dentro
del hormiguero, y por supuesto, en el centro estaba la reina de las hormigas
atendida por sus súbditos.
En sus primeros días recibió
clases de sus hermanas mayores donde le explicaron el Código de Convivencia. Y
cuándo terminó de estudiarlo y entenderlo y estaba lista para unirse a sus
hermanas en el sostenimiento del hormiguero. La primera tarea que se le asignó
fue la de limpiar la basura que arrastraban las hormigas que traían el alimento
desde afuera. Al poco tiempo comenzó a sentirse triste sentía que ella estaba
para mucho más que para eso. No recordaba la misión que La Voz le había
encomendado, y tampoco su cuerpo se había desarrollado lo suficiente.
Chispitas siguió
creciendo hasta que se convirtió en una hormiga fuerte y dentro de ella comenzó
a quemar La Chispita de la Misión.
No tardó en recordar
entonces cuál era su misión porque todo su cuerpo estaba diseñado para ello. No
era una termita con alas para volar, tampoco era reina, en cambio tenía una
fuerte mandíbula para cortar hojitas, la más potente de todo el hormiguero y
patas aún más fuertes para transportarla, sin duda su misión era llevar
alimento al hormiguero… Lamentablemente, le quedaba mucho camino por delante
hasta comprender el verdadero sentido de su misión: aprender a trabajar en
equipo para mantener vivo el hormiguero.
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4: Chispita buscando buen alimento
Se olvidó que, así como
cuando ella era una larva indefensa contó con alimento y protección, ahora era
su turno de proveer de alimento y protección a las demás larvas para que puedan
convertirse en hormigas fuertes que colaboren con las distintas tareas del hormiguero.
No comprendía que su aporte, de una hojita a la vez, era en sí mismo
insignificante, pero que el aporte de todas las hormigas, cada una con su hojita,
mantenía vivo el hormiguero.
Estaba tan concentrada
en sus largas y bellas antenas que, si bien sabía lo que debía hacer, no
recordaba para qué debía hacerlo, y al olvidarse del sentido primordial, todo
comenzó a perder sentido en su vida. Así fue que se olvidó de las palabras que
le dijo aquella voz e intentó encontrarle un sentido por cuenta propia,
mediante la competencia y la burla, y eso le valió que las demás hormigas se
alejaran de ella, por lo que Chispita solía andar sola por los senderos. A
menudo presumía ante sus hermanas sobre su fuerza y lo bello de sus antenas y
se burlaba de las menos agraciadas y débiles. Por momento las molestaba y
competía con ellas por quién era la primera en llegar al hormiguero, sabiendo
que ganaría, y haciendo que las demás se sintieran tristes y desvalorizadas. Esto
llevó a que llegara menor cantidad de alimento al hormiguero. Así fue como el
hormiguero lentamente se debilitó y Chispita también, comenzando a sufrir de
mucha tos y problemas para respirar mientras todas sus hermanas se alejaban de
ella.
Un día común y
corriente la hormiga Chispita tosía mientras cargaba con dificultad una hojita hacia
el hormiguero, sola como de costumbre, pero este día fue diferente. Alguien estaba
tramando algo raro y Chispita no lo sabía.
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5: Chispita llevando su hojita
Pero, aunque no lo recordara, La Voz le prometió protegerla y ya había puesto para ello a un servidor, tal como había prometido. Este servidor era un buen hombre llamado Santos, que todos los días se acercaba al camino de las hormigas para ver que todo estuviera bien. Santos era tremendamente grande con respecto a las hormigas y así como Chispita tenía una misión Santos tenía la suya: asegurarse de que Chispita y sus hermanas estuvieran bien para cumplir su misión. Su tamaño hacía imposible poder intervenir directamente dentro del hormiguero, pero siempre se las ingeniaba para comunicarse y que las hormigas comprendieran.
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6: Santos observando una actitud sospechosa
Aquel día Santos vio
que alguien estaba poniendo un cebo con veneno en el camino e increpo a esa
persona para que se fuera, pero ya era tarde, el cebo con veneno estaba desparramado
por todos lados. Por más que limpiara, siempre quedaría algo de cebo y debía
advertir a Chispita. Él con su visión desde arriba veía mucho más de lo que
Chispita podría ver y comprender.
Santos intentó hablarle
a Chispita y decirle – “Chispita ten cuidado hay veneno más adelante”. Pero
Chispita no entendió el mensaje porque no habla el idioma de los hombres y
continuó avanzando con su hojita acuestas. Santos podría haber agarrado a Chispita
con sus dedos y sacarla del camino, pero al ser tan grande con respecto a ella,
el solo contacto podría haberle causado un grave daño, inclusive podría haberla
apretado demasiado hasta matarla.
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7: El dedo de Santo al intentar agarrar a Chispita
Pensó también en tomar
una hoja de roble y hacer que Chispita subiera encima y sacarla del camino,
pero comprendió también que si Chispita no entendía el mensaje volvería al
camino tarde o temprano. Sacarla por la fuerza no era una buena opción, debía nacer
de su voluntad. La única solución es que Chispita entendiera el mensaje y tomara
la decisión de apartarse de ese camino por cuenta propia, con libre albedrío, con
convicción, para su bienestar y el de sus hermanas, a quienes debería advertir
al respecto.
Luego de tanto tiempo
trabajando y llevando hojitas al hormiguero sin inconvenientes Chispita había
olvidado lo que le dijo la Voz aquel día – “Pondré un sirviente para que te
cuide quién te hablara en un lenguaje que tú debes comprender”. Fue así como Santos
colocó un enorme palo atravesado en el camino. Chispita continuó caminando y se
encontró con este tremendo obstáculo.
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8: Primero obstáculo, un gran palo en el camino
Cómo Chispita estaba
tan concentrada en su trabajo, no recordaba las palabras de La Voz y lo primero
que hizo al ver el obstáculo fue quejarse – “Encima de que debo trabajar y
cargar esta hojita para el hormiguero, ahora me vengo encontrar con este
tremendo obstáculo. Voy a retrasarme mucho y me van a ganar. Si intento
rodearlo perderé mucho tiempo y más aún si intento escalarlo”. Chispita rodeo
el obstáculo y le llevó bastante tiempo, pero continuó por el mismo camino.
Santos vio que Chispita
continuaba por el camino del cebo envenenado, se desesperó e intentó gritarle
nuevamente – “¡Chispita toma el otro camino!” pero Chispita continuaba por el
mismo sendero. Santos pensó otra forma de advertir a Chispita y evitar que llegara
al veneno. Así fue como utilizando sus herramientas cavó un pozo en el camino.
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9: Segundo obstáculo, un gran pozo en el camino
Al llegar al pozo
Chispita comenzó a renegar nuevamente – “¡Otro obstáculo más en el camino! ¿Qué
está pasando hoy? Encima de que vengo retrasada, de que debo trabajar y cumplir
con llevar esta hojita para el hormiguero, ahora además de un palo encuentro un
tremendo pozo que me va a retrasar aún más”.
Con cuidado intentó
descender por las paredes del pozo, pero el palo se le cayó, luego la pared del
pozo se desboronó y cayó hasta el fondo. Al llegar al fondo se limpió la tierra
de sus antenitas y su panza. Renegó nuevamente, pero arrastró el palo cuesta
arriba hasta que pudo salir del otro lado del pozo. Pero esto le llevo mucho
tiempo y energía. Estaba muy cansada y molesta con la situación y se preguntaba
– “¿Qué hice yo para merecer esto?
Santos veía con mucha
pena como Chispita sorteaba el obstáculo con mucho sacrificio y sin desviarse,
sin entender El Mensaje. A la vez se desesperaba y decía – “¡Ay Chispita, Chispita!
¿Qué voy a hacer contigo? Ya no sé cómo decirte que no sigas por este camino.
Si fueses menos cabeza dura. Intenté hablarte y no entiendes, colocarte un palo
para que no siguiera y lo rodeaste, hice un pozo para atemorizarte, pero lo
superaste. Todo por demostrar a tus hermanas que tú puedes llegar primero. Sinceramente
no me dejas más opción que sacarte a la fuerza del camino. Sé que esto puede lastimarte
y me apena mucho, pero el daño será más grande si continuas por este camino. Al
ver el cebo con veneno lo confundirás con alimento y no sólo lo comerás tú,
sino que lo llevarás al hormiguero y comerán de él todas tus hermanas y el hormiguero
entero correrá peligro de extinguirse”.
Así fue que Santos se
acercó al camino y sopló con fuerza sobre Chispita, quien voló por los aires
con su hojita. Voló Chispita, su hojita, las plantas y mucha tierra.
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10: Cuarto obstáculo, un fuerte viento
Chispita golpeó el
suelo con su cabeza y quedó inconsciente unos segundos. Santos tomó una hoja de
roble y sobre ella hizo subir a otra hormiguita, llamada Juana, a quien Santo
ya conocía desde antes y entendía sus mensajes, y la trasladó junto a Chispita
para que le ayudara a recuperarse y a entender el mensaje, sin embargo, Juana
no era consciente de lo que estaba pasando, ella solo percibió que, al subirse
a la hoja, esta comenzó a volar hacia algún. Pero como ella entendía como le
hablaba Santos, supuso que se trataba de alguna de las tantas misiones.
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11: Juana, amiga de Chispita viajando sobre una hoja de roble
Cuando Chispita volvió
en sí, escuchaba la voz de su amiga Juana que intentaba reanimarla y le
preguntaba qué había sucedido. Chispita intentaba centrar la vista, pero sus
ojos seguían desorbitados. Luego se dio cuenta de que no tenía su hojita, de
que una de las antenas se le había quebrado y que una pata le había quedado
torcida. Chispita lloraba y se quejaba mientras se incorporaba a duras penas. Estaba
tan enojada que no quería la ayuda de Juana y le pidió que se marchara de mal
modo.
Antes de irse, Juana le
dijo: “¿Acaso no recuerdas? ¿No recuerdas el Principio? ¿No recuerdas las
Palabras de La Voz? ¿A caso no recuerdas que prometió que nos cuidaría y que
pondría a un servidor para ello, para cuidarnos y comunicarse con nosotras?
Aunque no lo podemos ver claramente y no sabemos con certeza su nombre, tarde o
temprano todas lo percibimos y le damos el nombre que nos parece más correcto.
Algunas creen que es el alma de algún antepasado, como María que dice que se
trata de su abuela, otras dicen que es su ángel de la guarda, otras les llaman
El Campo y otra simplemente Universo. Las más cristianas consideran que es Jesús
y otras que es el Espíritu Santo”.
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12: Juana explicándole a Chispita lo que estaba sucediendo
Juana se marchó y
Chispita quedó sufriendo pensando – “¿Qué está pasando hoy? ¿Por qué hoy es
distinto de los demás días? Conozco mi trabajo y esto no pasa normalmente.
Primero un gran palo en el camino qué me obligó a desviar, luego un enorme pozo
que debí atravesar y ahora, este tremendo viento qué me azota, me hace perder la
hojita que transportaba, me quiebra una antena y me dobla una patita ¿Qué está
pasando?”.
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13: Chispita intentado colocarse su antenita quebrada
En ese momento recordó las
palabras de Juana e inmediatamente resonó en su mente La Voz que le dijo que se
comunicaría con ella a través de su servidor en un lenguaje que ella debería
entender. Luego pensó que quizás el mensaje era bastante claro, no debía
continuar por ese camino. Sospechó entonces que, efectivamente alguien seguía
sus pasos de cerca, y que los obstáculos, quizás eran mensajes en ese idioma
que ella debía comprender.
Con dificultad y con
cautela, sospechando que había algo peligroso más adelante, se dispuso a investigar.
A unos pocos pasos encontró abundante comida con un olor fuerte, muy tentador y
se dio cuenta de que no se trataba de comida sino de cebo con veneno.
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14: Chispita cuando encontró el cebo con veneno
Sus ojos se agrandaron
al darse cuenta que efectivamente alguien la había estado observando todos sus
pasos y cuidando de ella todo este tiempo. Pudo entenderlo claramente al
recordar su vida desde que era una larva. Así fue como Chispita recordó la
Verdad, y comprendió El Mensaje.
En este momento
Chispita se dio cuenta de todo. Aunque los obstáculos se presentarán como una
molestia en su vida, alguien los había puesto allí para protegerla. Alguien que
no conocía, alguien tan grande que sus diminutos ojos no eran suficiente para
verlo. No eran obstáculos sino advertencias. Los malos ratos y los golpes eran
en realidad enseñanzas. Ese era el lenguaje universal concluyó Chispita. Así
dio las gracias a aquel que los había puesto, aunque no sabía su nombre.
Miro hacia arriba y vio
la imagen borrosa y enorme de Santos, quien estaba feliz de que Chispita había
comprendido El Mensaje.
Ella juntó sus patitas delanteras en señal de gratitud a Santos y las elevó
hacia arriba.
Luego volvió hacia
atrás por el mismo camino y en una bifurcación tomó uno alternativo y se
dirigió rápidamente al hormiguero para advertir a sus hermanas de que alguien
había colocado cebo con veneno en ese lugar.
En el camino iba
meditando sobre lo equivocada que estuvo toda su vida, al competir y burlarse
de sus hermanas. Había entendido el sentido de su misión. Comprendió que no
podía reparar el daño que había causado, pero estaba dispuesta a cambiar de
ahora en más. Al llegar al hormiguero se dirigió a la parte más alta y desde
allí les advirtió a todas sus hermanas sobre el cebo envenenando.
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15: Chispita le avisa a sus hermanas sobre el cebo con veneno
Así fue como Chispita
comprendió el mensaje de Santos y la ayuda de Juana, salvando así su propia
vida y la integridad del hormiguero.
Desde entonces, todos
los días Chispita sale a cumplir su misión atenta a los mensajes que le envía
Santos. Cuando encuentra más de un obstáculo ya no reniega, sino que se detiene
a pensar si efectivamente son obstáculos, o si es Santos que la está
protegiendo. Ya no compite con sus hermanas, se ocupa de que estén bien y que
puedan cumplir su misión. Dejó de creerse tan importante al notar que su
contribución individual al hormiguero es insignificante, pero que en la unión
con todas sus hermanas estaba el verdadero Poder. El trabajo conjunto había
creado el hormiguero más grande y alto de toda la zona.
Muchas de ellas no
saben que Santos las protege, les cuesta creer que pueda existir alguien tan
grande que sus diminutos ojos no puedan percibir. Chispita les explica que
Santos existe y que se está comunicando todo el tiempo, con ella y con todas.
Chispita recordó su
Misión y el sentido de la misma y se convirtió en una guía para todas sus
hermanas en el hormiguero. Aunque Chispita no pueda verlo, Santos sí la ve. Desde
aquel día fue fácil para Santos reconocer a Chispita porque en la fila de
hormigas iba siempre delante de la fila, guiando y cuidando a las demás
hormigas. Resultaba inconfundible su antena quebrada y la renguera de su pata
torcida, que quedarían como recuerdo de aquel día en que Chispita conoció a
Santos y se comunicaron por primera vez.
Ilustración
16: Chispita, con su antena quebrada, saluda a Santos mientras ayuda a sus hermanas a superar un obstáculo
Para Luisita, con amor. Papá Mati.
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